#Nacionales.- Palabras de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, desde Tegucigalpa, Honduras
PRESIDENTA DE MÉXICO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO: Muchas gracias, estimada Presidenta de la República de Honduras, Xiomara Castro Sarmiento, Presidenta pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Felicidades, Xiomara. Gracias por tu excelente liderazgo en la CELAC, tu valiente liderazgo en la CELAC. Y, por supuesto, saludo al pueblo de Honduras y les agradezco su generosa bienvenida, siempre.Saludos a Gustavo Petro, Presidente de la República de Colombia, quien recibirá la Presidencia Pro Tempore de la CELAC en esta simbólica e histórica reunión; al Presidente Lula de Brasil; al Presidente Luis Alberto Arce de Bolivia; al Presidente Díaz Canel de Cuba; al Presidente Arévalo de Guatemala; al Primer Ministro Everard de San Vicente; al Primer Ministro Phillips de la República de Guyana; al Presidente Yamandu de Uruguay; y al Presidente del Consejo de Transición de Haití.
Muchas gracias por escucharnos y muchas gracias por convocar esta reunión.
Vengo en nombre de un pueblo generoso y solidario que, durante más de seis años, ha emprendido un nuevo rumbo. En México, la llamamos la Cuarta Transformación de la Vida Pública, y nuestro sistema de creencias, el Humanismo Mexicano. Cada día consolidamos los derechos del pueblo mexicano, derechos que les fueron arrebatados durante el período neoliberal.
Nuestros cimientos, dos pilares: la magia y sabiduría de los pueblos indígenas que forjaron civilizaciones gloriosas mucho antes de la invasión española; y el otro, la fecunda historia política de un pueblo con héroes y heroínas extraordinarios, que construyeron un país libre, independiente y soberano, cada día más próspero.
Los héroes y heroínas de México, junto con muchos de América Latina y el Caribe, lucharon por la independencia, pero también por la justicia.
Hemos logrado separar el poder económico del poder político en México. El desprecio por el pueblo es cosa del pasado, y hoy se construye una nueva era de democracia e igualdad, basada en la máxima de la prosperidad compartida, o como decimos en México: «Para el bien de todos, primero los pobres», una frase que debería extenderse de México al mundo entero. «Para el bien de todos, primero los pobres».
Hoy, 15 años después de la primera reunión de esta Comunidad, nos encontramos en un escenario internacional muy diferente. Vivimos tiempos de profundos cambios en el comercio mundial que afectan a nuestros países. Cada uno de nosotros, legítimamente, busca lo mejor para nuestros pueblos y naciones.
Sin embargo, creo que hoy, más que nunca, es un buen momento para reconocer que América Latina y el Caribe requieren de la unidad y la solidaridad de sus gobiernos y de sus pueblos, para fortalecer una mayor integración regional, siempre en el marco del respeto mutuo y del apego a la soberanía e independencia de nuestros países y a los acuerdos comerciales que cada uno de nosotros tengamos.
América Latina y el Caribe no son solo una región marcada por la proximidad geográfica. Somos una comunidad de destino, unida por la historia, la diversidad, la resistencia y, sobre todo, los sueños de justicia.
Desde México, partimos de una premisa básica: una región más unida es una región más fuerte, capaz de articular soluciones y propuestas concretas de integración regional y acciones basadas en la cooperación en comercio, educación, ciencia, desarrollo tecnológico, energías limpias, conservación de la biodiversidad, con la visión de construir siempre sociedades más igualitarias.
Ningún país de América Latina y el Caribe debe quedar atrás, ningún niño de América Latina y el Caribe debe quedar atrás, ningún hombre o mujer de América Latina y el Caribe debe quedar atrás.
Nuestra población, aún joven, asciende a 663 millones de personas, con un producto interno bruto cercano a los 6,6 billones de dólares. Somos el principal exportador neto de alimentos del mundo.
Nuestras tierras siguen siendo fértiles para la agricultura, a pesar de todo lo ocurrido en nuestra historia. Representamos más del 30 % de los bosques primarios del planeta, el 33 % del agua dulce, casi el 20 % de las reservas mundiales de petróleo, al menos el 25 % de sus minerales estratégicos, y somos capaces de fortalecer el desarrollo con justicia y protección ambiental, así como de mitigar y adaptarnos al cambio climático.Existen numerosos ejemplos de cooperación e integración regional que no se debilitan, sino que se complementan. Mencionaré algunos: la autosuficiencia alimentaria que promueve el comercio de productos agrícolas complementarios, la seguridad energética, la consolidación de un plan de autosuficiencia sanitaria que incluye una plataforma de agencias reguladoras que facilita la producción y el reconocimiento mutuo de los productos farmacéuticos producidos en la región, y las cadenas de suministro de equipos médicos entre nuestros países. Las relaciones complementarias mediante acuerdos comerciales son una opción viable, real y posible. También lo son la colaboración científica y el desarrollo tecnológico.Por eso hoy tengo una propuesta para vosotros:
Propongo que la CELAC convoque una “Cumbre por el bienestar económico de América Latina y el Caribe” para hacer realidad una mayor integración económica regional sobre la base de la prosperidad compartida y el respeto a nuestras soberanías.
Nosotros, los pueblos de América Latina y el Caribe, estamos unidos por la historia, la cultura y la geografía de un continente que se extiende sobre dos hemisferios y entre dos océanos. El comercio y el intercambio económico nos han unido durante siglos en la búsqueda de la prosperidad para nuestros pueblos.La historia de América Latina y el Caribe, desde la lucha por nuestra independencia, se ha caracterizado por la solidaridad y el apoyo mutuo. Hoy no debería ser la excepción; vivimos tiempos de mayor compromiso para promover el progreso y el bienestar de nuestros pueblos.
No puedo dejar de mencionar la necesidad de cooperar para abordar el fenómeno migratorio desde una perspectiva humanista. Nuestra postura histórica ha sido que la manera más humana y con mayores resultados es abordar las causas estructurales de la desigualdad, el desempleo y la violencia que impulsan la migración.Rechazamos el racismo, el clasismo, la violación de los derechos humanos y la criminalización de nuestros hermanos y hermanas de nuestro continente que por cualquier razón han tenido la necesidad de migrar hacia el norte.
Para nosotros, los migrantes mexicanos son héroes y heroínas, que cuidan a sus familias en México, pero que también sostienen buena parte de la economía de Estados Unidos.
También es necesario proclamar alto y claro que rechazamos, como lo ha hecho históricamente México, las sanciones y los bloqueos comerciales que solo perjudican el bienestar de los pueblos y no construyen regiones de paz y prosperidad. No al bloqueo a Cuba. No al bloqueo a Venezuela.
Nuestra política exterior se caracteriza por la búsqueda de la paz y el diálogo como vía para la resolución de conflictos, respetando siempre la autodeterminación nacional. Apoyamos la convocatoria de una reunión centrada en la consolidación de la paz en Haití.
Señores Jefes de Estado y de Gobierno, representantes de Gobiernos y de Estados:
Como primera mujer Presidenta de México, un país extraordinario, con un pueblo glorioso, quisiera compartir con ustedes la lección que hemos aprendido en México, de que, ante la adversidad, siempre hay esperanza, y la esperanza hoy es unidad.
¡Viva América Latina y el Caribe!